• Podemos decir que las competencias son características subyacentes a la persona, que se relacionan directamente con un puesto de trabajo. Debemos saber que existen dos tipos de competencias: Las diferenciadoras. Son aquellas que se refieren a un nivel de desempeño superior con respecto a la mediana. Las esenciales. Son las necesarias para lograr aquellos resultados esperados en un puesto de trabajo.

  • Debemos considerar la evaluación del desempeño como la identificación y medida del rendimiento de las personas en su puesto de trabajo. A la hora de realizar la medición debemos comenzar por la identificación. Significa determinar clara y fielmente que aspectos del desempeño del personal sanitario debería ser analizado para medir el rendimiento.

  • Conocer el ciclo de la vida de los profesionales sanitarios es fundamental para establecer las líneas de futuro que se desarrollarán en la organización. Mediante la representación gráfica de la representación del ciclo de la vida seremos capaces de ver la situación en términos de los niveles de preparación de los profesionales sanitarios para abordar proyectos de futuro con garantías de éxito.

  • La Dirección por Objetivos es un enfoque estratégico que los gestores sanitarios pueden utilizar para mejorar el desempeño de una organización. Consiste en un proceso donde las metas de la empresa son definidas y transmitidas por los gestores de la organización a los distintos grupos asistenciales de la organización con la intención de lograr cada objetivo. La Dirección por objetivos pretende conseguir una mayor participación a la hora de tomar las decisiones que conducen al producto final sanitario, la salud de las personas. Para ello, los objetivos deben estar establecidos en todas las áreas y niveles de la organización y de su grado de consecución va a depender la sostenibilidad de la organización.

  • Liderar una organización sanitaria es algo más que dar instrucciones y dirigir proyectos y operaciones. Los líderes motivan, alientan, apoyan, también, dirimen diferencias y asumen responsabilidades.

    Un líder asume que no es el mejor de la organización, ni el que más sabe de todo. El líder tampoco toma decisiones pensando en el bien propio, ni en su popularidad, sino en el bien común de la organización y en el bien de cada uno de los equipos de trabajo que la conforman.