La actualidad sanitaria diaria habla de innovación, de la necesidad de los profesionales de tomar el mando, responsabilizarnos de la práctica y los resultados.
No está falto de razón si afirmamos que la innovación se ha convertido el principal aspecto estratégico al que se enfrentan las organizaciones empresariales ya no solo que quieran liderar sus campos de actividad, sino que debemos añadir, que quieran sobrevivir a la turbulencia económica y social a la que nos enfrentamos.
Tratamos de cambiar las cosas, los pensamientos las maneras de actuar, los comportamientos individuales y grupales.
"Hay que innovar"
Se repite como un mantra en todos los foros a los que asistimos en la actualidad. Debemos preguntarnos, si realmente los cambios necesarios llegan o todo se resume en que es más cómodo el “siempre se hizo así” de toda la vida.
El sistema sanitario español, se ha demostrado bastante eficaz para hacer aquello para lo que fue diseñado, tratar la enfermedad.
En cada uno de los pasos que damos en nuestra vida se produce por un proceso de toma de decisiones. No hay actividad, acción o situación que no suponga o nos someta a un proceso de toma de decisiones.
A poco que pensemos nos daremos cuenta que esto es así, decidimos como hacer o como no hacer, por donde ir, que comer y decision que no, que leer, que escribir… etc. En el entorno sanitario no hay situación que no nos someta al proceso de toma de decisiones, desde cualquiera de los momentos asistenciales hasta cualquiera de los momentos de la actividad gestora.
El cambio y su adaptación a el, genera amplios debates acerca de la forma de abordarlo. La actual configuración de las organizaciones y el estado de la tecnología y características sociológicas hacen que los cambios se produzcan de forma rápida e irremediable.
Las organizaciones sanitarias no son ajenas a este fenómeno de cambio. Los profesionales necesitamos adaptarnos a unas circunstancias cambiantes, siendo aquello con mayor capacidad de adaptación con los que consiguen mayores cotas de éxito.
Tener un problema, significa que:
Tenemos que prestarle atención. Tenemos que afrontarlo. Un riesgo en la toma de decisiones. Por lo que si ese problema no existe, desaparecen todos los significados. Pero cierto, es que todo esto solo sucede en un mundo ideal. En el mundo real los problemas existen a no ser que seamos ciegos o sordos y aun así seguirá existiendo, como el huevo de Colón.
En este contexto, las personas que se sientan a una mesa y plantean o exponen los problemas que existen o se producen en cualquier punto de la organización, a menudo no son del todo “bien vistas”, siendo tachados de irreverentes. Las personas que se enfrentan a los problemas que suceden son tachadas de problemáticas y hasta son confundidas con la raíz del problema.