• Habitualmente cuando queremos centrar las metas de nuestra organización es decirle a nuestros colaboradores: Esta es nuestra meta… Desarrollamos una estrategia centrada en alcanzar esta meta Y luego planificamos las actividades para llegar hasta ella. El problema con esta forma de gestionar es lo que podemos perder en el camino, que es lo que verdaderamente valoran las personas.

  • Los condicionantes éticos en la toma de decisiones será una de las brújulas que debemos usar a la hora de enfrentarnos a un problema dentro de las organizaciones sanitarias. Es decir, resolver o enfrentarnos a un problema no debe suponer un precio ético no compatible.

    Es aquí donde entran a jugar en el proceso los valores. Los valores como las pautas que han de guiar las decisiones éticas.

  • El desarrollo de una estrategia debe ser contemplada en todo momento como un proceso en evolución y con conexiones con todos los puntos de la organización de forma que mantenga activa a todas las personas que la componen en el desarrollo de la misma y en la consecución de los objetivos. 

  • Cualquier actividad que desarrollamos mantiene un propósito vivo ya sea éste, consciente o inconsciente. De igual forma las organizaciones sanitarias como cualquier otro tipo de organización mantienen en su horizonte, una serie de propósitos organizacionales.

    De esta forma, aquellas organizaciones sanitarias que persigan alcanzar el logro de los objetivos y metas planteadas, caminar hacia su visión, deberá establecer los mecanismos que le han de conducir a su consecución.

  • Las dinámicas de trabajo en las organizaciones sanitarias y en las distintas unidades que la componen, nunca son establecidas por el azar. Así en el establecimiento y desarrollo de dinámicas adecuadas de trabajo siempre aparecen cuestionen relacionadas con es estilo de dirección que empleamos.

    De esta forma, cada palabra, gesto, decisión, etc., va a marcar en gran parte la posición que los miembros de nuestros equipos de trabajo va a tomar