La gran mayoría de las personas mayores quieren seguir viviendo en el entorno donde residen. Así, la residencia en su domicilio habitual, se relaciona con un mayor nivel de independencia para la realización de las actividades de la vida diaria durante el proceso de envejecimiento (Chin & Quine,2012). De esta forma los profesionales y gestores del ámbito sanitario debieran no solo diseñar sus estrategias sino lo que es más importante, trabajar para conseguirlas. Y todo esto, bajo la premisa de que el mejor cuidado es el que se presta basado en el conocimiento.
Gestión y liderazgo parece que son palabras que están condenadas a ir juntas a pesar de que a estas alturas todos sabemos que liderazgo y gestor no son sinónimos ni palabras que puedan ser comparadas en ninguna forma ni acepción.
Un hospital centrado en personas debe partir del conocimiento, del pensamiento y expectativas de las personas sobre su hospital de referencia, que expectativas, qué nivel de servicio, hasta dónde debe llegar el grado de atención, cómo debe ser esta, etc.
En un mundo eminentemente emocional, el estudio analiza las redes participadas por los profesionales y las relaciones de liderazgo ostentadas en ellas. Los profesionales intervinientes en el proceso salud-enfermedad se configuran como subredes diferentes de trabajo con nexos de unión entre ellas sin que parezca existir un sentimiento global de equipo
La involución de la pirámide poblacional es otro de los hechos, que poca discusión o debate admiten, ya que son reconocidos por todas las partes implicadas en el proceso sanitario.
Esta involución es la que ha generado que los costes derivados de la atención a las personas mayores se hayan multiplicado, convirtiéndose en el verdadero problema y talón de Aquiles del sistema sanitario, dado que han elevado el gasto público de los servicios que deben dar soporte y cobertura a esta población. Esto es motivado, por el actual estado de la ciencia médica y del cuidado en el que han conseguido, que lo que hasta ahora podíamos considerar procesos de salud irresolubles, se conviertan en procesos de salud crónicos.